Estoy increíblemente orgulloso de compartir que esta imagen ha recibido el Primer Premio en la categoría de MACRO en los @BerlinPhotoAwards 2025. Un galardón que no solo reconoce una fotografía, sino la pasión, la dedicación y la perseverancia que hay detrás de cada disparo.
Mientras la ciudad duerme, yo empiezo mi jornada camino del bosque, con la cámara al hombro, los auriculares puestos y una sola idea en mente: encontrar ese momento perfecto, ese pequeño milagro que solo ocurre si estás en el sitio y en el instante justo.
Conseguir una buena toma no es cuestión de azar, lleva consigo mucho trabajo detrás, y ese camino empieza por levantarse muy temprano para salir a hacer fotos, cuando todavía la luz del sol permanece oculta y el frío de la noche abraza algunos pequeños animales. En estos lares, Berlín, resulta bastante complicado, porque el sol sale cada día más temprano en primavera, cuando la temporada macro está en auge. Hablamos de las 4:00 A.M. y de un bosque donde muchos de esos pequeños animales permanecen inmóviles, pero otros no. Adentrarse solo de noche no es tarea fácil, hay jabalíes y otros diversos animales nocturnos, incluidos los dichosos mosquitos.
A mí personalmente me gusta mucho el periodo justo antes de que la primavera explote: noches gélidas, pocos o ningún mosquito, y el sol sale algo más tarde, así que hay algo más de tiempo hasta que sus rayos entren en acción. Hay menos insectos, pero es cuestión de buscar y de algo de suerte para encontrar escenas ocultas.
Esta es la verdadera esencia de la fotografía macro. No se trata solo de capturar detalles. Se trata de contar historias invisibles, de revelar mundos que están a nuestros pies pero que rara vez nos detenemos a contemplar.
Este premio no solo reconoce una imagen, reconoce esa pasión que me hace levantarme de madrugada, meterme en un bosque oscuro y perseguir instantes que, de otro modo, pasarían desapercibidos.
“Noche de helada, una fina capa de infinitos cristales de hielo cubrían cualquier superficie que hubiera quedado expuesta a las gélidas temperaturas nocturnas, pero como por arte de magia, todas esas estructuras puntiagudas se transforman en minúsculas esferas de agua cuando el sol sale y empieza a acariciarlas.
Después de una exhaustiva búsqueda, es posible encontrar pequeñas escenas que te recuerdan que hay un mundo mágico entre nosotros.
Como una araña mirándote con cien ojos.”